Por Teresita Sainz Ballesteros
Amine Jreissati, director creativo y fundador de Boyfriend The Brand, nos cuenta en primera persona cómo fue vivir la catástrofe que conmovió a gran parte del mundo, y también cómo la industria de la moda libanesa continuó actuando a partir de la fecha.
El 4 de agosto de 2020 el puerto de Beirut, centro de la creatividad libanesa, explotó dejando 200 fallecidos y miles de libaneses con sus hogares destruidos. La industria fue directamente afectada ya que el área de la explosión se encontraban talleres de muchos diseñadores y artistas. Amine , nos cuenta en primera persona, a través de Lyrus, su experiencia y cómo se está reconstruyendo la industria.
¿Quién es Amine Jreissati?

Amine es un joven diseñador libanes de 37 años, lleva 14 años dentro de la industria. Solía trabajar en la revista Marie Claire en el departamento de moda dentro de su región. Después comenzó a hacer trabajos freelance para otras revistas y diseñadores. En 2017 fundó su propia marca conocida como Boyfriend The Brand, una marca sin género y minimalista. Actualmente se dedica a sesiones editoriales y contenido para revistas, y a la vez busca que su marca crezca.

El momento de la explosión
El 4 de agosto se encontraba en una reunión en su showroom, que se situaba en el subsuelo del edificio donde vivía. Al terminar su reunión recibió un mensaje de que había humo saliendo del puerto. De inmediato cerró su showroom y subió a su departamento. A los minutos, el puerto explotó.
“Fue cuestión de minutos, si hubiera estado en el showroom, estaría muerto”, nos cuenta Amine, “Tuvimos muchos milagros.”
La moda en el Líbano
Frente a la moda los libaneses tienen un rol de consumidores trendsetters. “La moda para ellos es una declaración”, comenta el diseñador. La industria se divide en dos categorías de personas. Personas que utilizan la moda para presumir y disfrutan de comprar. Y personas que hacen moda, un grupo creativo que solía vivir a los alrededores del puerto, que actualmente se encuentra totalmente dañado. Estos son nuevos diseñadores, jóvenes, que encuentran inspiración en el mundo occidental pero también tienen su propio estilo particular, por eso tantos países extranjeros ponen su ojo en ellos, porque tienen algo que nadie más tiene. “¿Por qué? Me he estado haciendo la misma pregunta toda mi vida, no sé porque.” dice Amine entre risas.
La revolución social y la industria
Los libaneses además de ser víctimas de la irresponsabilidad de su gobierno corrupto, y así tener que sufrir una catástrofe de esta magnitud, ya eran víctimas de un crisis económica, un problema socio cultural histórico y no olvidemos la crisis sanitaria actual del Covid-19. Esto llevó a una revolución social constante, donde el grupo creativo es un gran componente. Esto se debe a que la industria de la moda es uno del ecosistema que más riqueza genera en el país. Pero igual así, no reciben ningún tipo de ayuda del gobierno, con los bancos cerrados, y los impuestos muy altos están limitados económicamente y socialmente,
“Hemos estado dando, y no recibiendo nada”
Un plan de recuperación
Muchos diseñadores ya están buscando reinventarse, mudándose a Catar o abriendo plataformas online. Amine nos cuenta que para él es demasiado apresurado tomar cualquier tipo de decisión, porque aunque decida reabrir su showroom, el vecindario entero se encuentra en ruinas, y va a tomar años para que vuelva a ser lo que solía ser. También es difícil comenzar un plan de recuperación porque los bancos están cerrados, y nadie puede acceder a su dinero.
¿Cómo está colaborando la industria?
Cualquier cantidad de dinero que sea enviada desde el exterior es más que agradecida ya que los bancos se encuentran cerrados. “Cualquier dólar es suficiente”, Slow Factory Foundation está llevando a cabo una recaudación de fondos, todas las donaciones son divididas entre 39 diseñadores que tienen sus negocios completamente destrozados. Milan Fashion Week ofrece sus plataformas para que los diseñadores libaneses puedan exponer sus colecciones, y generar conciencia. También, Farfetch recibe el stock que tienen disponible.
“No podemos volver a la normalidad”, los libaneses no estaban preparados para esto, se encontraban dentro de sus hogares, el lugar más seguro, y en cuestión de minutos su vida tomó un giro inesperado. Como sociedad y colegas no podemos darles la espalda. Debemos visualizar esta problemática, y ofrecer nuestra ayuda para que se puedan volver a reinsertar y recuperar lo antes posible.